miércoles, 14 de agosto de 2013

¿PERDER? ¡NUNCA!, ¡JAMÁS!

Kensington Gardens es más bonito de lo que mi madre me había contado. Es una mañana de invierno, lluviosa y fría; y a pesar de la niebla no tardo en encontrar la estatua. 
Llevo más de hora y media esperando, estoy muerta de frío y todavía no aparece, pero se que está aquí.

-¡Vamos, sal ya! Se que llevas aquí un buen rato.- pasan cinco minutos y sigue si aparecer. Empiezo a cansarme, mi madre me advirtió de lo desconfiado que es, pero esto ya es pasarse...-¿Qué tengo que hacer para que aparezcas? Soy yo  la que estas esperando, ¿si no de qué iba a llevar todas estas bellotas?- grito desesperada.
De pronto cae a mis pies un dedal viejo y oxidado, enseguida lo reconozco, y oigo una vocecilla.- Tú no eres ella, ella era... distinta. Olía mejor y era más dulce.
¡Vaya! Es bastante maleducado. Pero... ¡santo cielo! Existe de verdad, todas esas historias que me contaba mi madre sobre él resultan ser ciertas.

-Claro que no soy ella, soy su hija. ¿Vas a salir ya de ese árbol?.- grito nerviosa. Silenciosamente se eleva ante mi y me mira extrañado.
-Y dónde está tu madre.
-Llevas 50 años sin aparecer, por eso hay tantas bellotas junto a la estatua.- le digo señalando.- Ella no se olvidó nunca de ti.
-¡No te creo!¡Tú no eres su hija! ¿Por que no ha venido ella?.- parece realmente irritado, pero en su cara asoma la diversión.
-¿Si no fuera su hija sabría hacer esto?- hago una especie de cacareo, tal y como me enseñó mi madre. Me sale realmente bien y eso que hace años que no lo hago. 
-¿Cómo sabes hacer eso? Sólo los niños perdidos pueden hacerlo.- el pobre está asombrado.
-Ya te lo he dicho, me lo enseñó mi madre. Cuando era niña me contaba historias sobre ti y siempre me decía que si creía con todas mis fuerzas mi corazón vería lo que no ven mis ojos.
-Bien.- por fin a cedido.- Y dónde está ella.
-Bueno... mi madre murió hace seis meses y me pidió que viniera yo.- intento sonreír, pero no lo consigo.
-¡No puede ser! Ella no se ha despedido de mi.- grita enfadado, ya no hay dulzura en su bonita cara.
-Verás Peter, ella lo intentó pero no aparecías por ningún lado.
-Entiendo. Tu madre y yo vivimos grandes aventuras.- parece pensativo.

Él estaba apunto de llorar así que decido decir algo.- Me dejó esta nota para tí.
-No se leer, qué pone.
-Morir, esa será una gran aventura.- susurro.
-¡Lo sabía!¿Quieres verla?.- parece eufórico.
-¿Estás loco?
¿Quieres o no?
-Pero... ¿cómo?
-Desealo con todas tus fuerzas.-me susurra.

Dudo durante unos segundos y finalmente cierro los ojos muy fuerte y comienzo a recordar todas aquellas historias. Y sin más empiezo a flotar en el aire mientras Peter me dice al oído "La segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer. ¡Allá vamos!"
No tardamos mucho en llegar; el barco pirata, el campamento indio, la laguna de las sirenas y el árbol de los niños perdidos. Peter me lleva hasta la casita de Wendy y abre la puerta. No puedo evitar llorar cuando veo a mi madre, tan sonriente como siempre; ella se acerca a mi.
-Mi niña, lo conseguiste. De pequeña soñabas con venir aquí pero nunca creíste lo suficiente y te diste por vencida. No tenemos mucho tiempo y tienes que saber que Nunca Jamás es mucho más que un cuento de hadas o que la imaginación, Nunca Jamás es ese lugar donde siempre encontrarás todo lo que amas y extrañas.

¡Dios mío!No quiero abrir los ojos. La echaba tanto de menos... y ahora  puedo olerla y abrazarla.




                                                                                          Kristen Cullen.


lunes, 29 de julio de 2013

U.S.A

Miro a Spike y no puedo evitar sonreír, el muy cabrón me ha regalado el viaje que tanto tiempo llevábamos planeando. Tras nueve horas interminables, aterrizamos en el JFK, ¡por fin! Estamos en tierras neoyorquinas, al mirarle es como si escuchara Empire state of mind de fondo y eso me hace sonreír.
No me ha contado muy bien lo que vamos a hacer, aunque el viaje me lo se más que de memoria. Al parecer estaremos bastantes días en Nueva York, no puedo irme de aquí sin ver la casa de Neal Caffrey, y por supuesto la Estatua de la Libertad, el Empire State y el Central Park. 
Después de NY iremos a Seattle, Portland y Forks; a Spike no le entusiasma la idea, porque sabe que iremos a ver El Escala, el Hearthman, las tiendas donde Bellan Swan compra su vestido de graduación y la casa de los Cullen. El muy estúpido se burla de mí porque espero ver a algún Cullen o al mismísimo Christian Grey, vale que solo son personajes de ficción, pero... soñar es gratis.
Después de estas tres maravillosas ciudades iremos a Los Ángeles, Miami y Las Vegas. "Lo que pase en Las Vegas se queda en las Vegas" me repito a modo de mantra mientras río. Por último iremos a Washington, los dos bromeamos con que cenaremos con los Obama, aunque solo aspiramos a un sándwich mientras admiramos la Casa Blanca.

-En que piensas.- dice Spike, sin poder ocultar su entusiasmo.
-Con un póster de cada ciudad me hubiera conformado. Pero esto simplemente es alucinante.- le susurro mientras pienso: ¡americanitos allá vamos!

No sé porque, pero sé que le debo una muy grande al imbécil de mi amigo. Debe haber estado ahorrando unos siete años, desde que planeamos este viaje. Sin duda alguna le debo unos carnavales en Río de Janeiro.

                                                                                         Kristen Cullen.

viernes, 28 de junio de 2013

WTF? THE FUTURE IS COMING.

Mi armadura comienza a oxidarse y me temo que tengo poco tiempo antes de que puedan descubrir mi interior; me he acostumbrado a hablar con la mirada y por eso os digo adiós. Adiós amigos, adiós a todos los que os ganasteis mi confianza para dejarme en la estacada, sabéis que hubiera dado la vida por vosotros, pero ya es hora de que me parta la cara por mí y por nadie más porque como dice Melendi "no quiero amigos que no me quieran sin mis galones".
Y es que hoy quiero ser yo la fuerte, quiero enterrar este dolor. Después de mucho tiempo consigo acordarme de todos vosotros y sonreír, porque al fin y al cabo gracias a vosotros soy quien soy. 
Hoy comienza una nueva etapa que estará llena de alegrías y desilusiones, y aunque una parte de mí os quiere gritar en la cara eso de "¡QUE OS PETEN!" he decidido tragarme mi orgullo y proclamar a los cuatro vientos que hoy perdono a todos los amigos que me han traicionado.


                                                                                                              Kristen Cullen.