martes, 2 de agosto de 2011

ADIÓS SOLEDAD.

Pasaba las tardes sentada en aquella silla mientras acurrucaba mis pensamientos y miraba aquel lugar donde el horizonte se funde con el infinito.
Hasta que una tarde fría decidí levantarme y ahogada en mi soledad, abrí un viejo cajón lleno de recuerdos. Comenzé a buscar entre los abalorios, las fotografías y pequeños juguetes hasta que encontré un papel amarillento doblado en cuatro partes en el cual había escrita una poesía dedicada a tu pequeña, empezé a leerla mientras las lágrimas recorrían mi rostro.
El silencio me resultaba aplastante y mi soledad aumentaba por momentos, cuando sin ningún cuidado irrumpiste en mi pequeño rincón y te sentaste junto a mí. Juntos comenzamos a leer la poesía y solo reíamos y de vez en cuando cruzabamos un par de miradas.
Hace mucho de esto y yo sigo acudiendo a aquel rincón como aquella niña de 7 años, esperando a que tu presencia me vuelva a deslumbrar.
Entenderás que no voy a rogar a ningún Dios tu presencia, porque con creer en tí y confiar en tu fidelidad es suficiente para acabar con mi soledad.
                                     Kristen Cullen

lunes, 1 de agosto de 2011

CUESTION DE MOVIMIENTO

Antes de que Galileo aseverase que la Tierra gira alrededor del Sol, los astros ya se movían sin necesidad de reconocimiento.

Incluso sin Newton, las manzanas caen por su propio peso.

Llueve a pesar del “hombre del tiempo", incluso sin previa predicción televisiva. El hambre, el amor y el odio habitan a pesar que no aparezcan en los medios.

Tienes razón Cullen, incluso sin mover las manos nos vio aquella tarde.

Ernesto Durruti